Los jóvenes que viven en colonias de la frontera de Estados Unidos sufren pobreza y falta de atención médica
(The Conversation is an independent and nonprofit source of news, analysis and commentary from academic experts.) Vincent Guilamo-Ramos, New York University and Marco Thimm-Kaiser, New York University(THE CONVERSATION) Los últimos reportajes periodísticos sobre la frontera entre Estados Unidos y México han olvidado la lucha diaria de las familias y los niños de las comunidades estadounidenses conocidas como colonias. Las colonias bordean ambos lados de la frontera, incluidos los condados del
(The Conversation is an independent and nonprofit source of news, analysis and commentary from academic experts.)
Vincent Guilamo-Ramos, New York University and Marco Thimm-Kaiser, New York University
(THE CONVERSATION) Los últimos reportajes periodísticos sobre la frontera entre Estados Unidos y México han olvidado la lucha diaria de las familias y los niños de las comunidades estadounidenses conocidas como colonias.
Las colonias bordean ambos lados de la frontera, incluidos los condados del sur de Texas, California, Nuevo México y Arizona.
En el lado estadounidense, la mayoría de las colonias se establecieron como asentamientos por parte de trabajadores agrícolas latinos en los últimos setenta años, debido a la vaga regulación del suelo en las «zonas no reguladas».
Con el paso del tiempo, muchas de las colonias se convirtieron en grandes comunidades, muchas de ellas con cientos de viviendas y residentes.
Estos asentamientos improvisados se encuentran principalmente en la periferia de las ciudades fronterizas más grandes. Según las estimaciones, solo en la franja de la frontera entre Estados Unidos y México que pertenece a Texas viven en colonias cerca de medio millón de personas. De hecho, en los cuatro estados fronterizos hay hasta dos mil colonias, pero la gran mayoría de ellas están en Texas.
Tienen una de las tasas de pobreza más altas de Estados Unidos. Las casas de estas comunidades no suelen tener una instalación eléctrica segura ni acceso a internet, y muchas veces solo pueden acceder al agua potable a través de tuberías al descubierto.
Aunque son casi exclusivamente de origen latino, casi tres cuartas partes de las personas que viven en las colonias de Texas tienen la ciudadanía estadounidense y dos tercios nacieron en Estados Unidos.
Durante más de una década, he visitado de forma habitual la zona fronteriza y he colaborado con una agencia local de servicios sociales y sanitarios para ayudar a las familias latinas a abordar la violencia, el consumo de alcohol, los embarazos adolescentes y la atención sanitaria inadecuada en sus comunidades. Como director del Center for Latino Adolescent and Family Health de la Universidad de New York, coordino el trabajo sobre temas de salud y bienestar social de los mexicoestadounidenses enfocado en la frontera.
La vida en las colonias
Las condiciones de vida en las colonias de la frontera son, en su mayoría, pésimas. Muchos de estos pequeños pueblos situados en el lado estadounidense carecen de los servicios públicos más básicos, como carreteras asfaltadas o un alcantarillado adecuado.
Según los datos del Banco de la Reserva Federal de Dallas, en el 28 % de las colonias de la frontera estadounidense las familias no tienen acceso a un cuarto de baño privado y, en su lugar, utilizan letrinas.
Mantener la salud también es un reto. Según la Health Resources and Services Administration de Estados Unidos, los condados fronterizos con altas concentraciones de colonias no reciben la atención necesaria por parte de clínicas y hospitales, ni tienen una cobertura suficiente de médicos de atención primaria o especialistas. Organizar el traslado a los escasos centros de atención sanitaria de las ciudades más grandes de los alrededores es difícil, y más de un tercio de los residentes en el condado fronterizo de Texas menores de 65 años no tiene seguro médico.
Como consecuencia, enfermedades como el cáncer, la diabetes, o la neumonía, las enfermedades hepáticas y las lesiones accidentales son frecuentes en toda la frontera entre Estados Unidos y México y muchas veces desembocan en enfermedades más graves y en muertes prematuras.
La juventud de la colonia
Más de la mitad de los habitantes de las colonias tienen menos de treinta años. Estos jóvenes se están viendo especialmente afectados por la pobreza, las desigualdades en cuestión de salud y la falta de oportunidades.
Las desventajas entre los adolescentes latinos de las colonias no solo se manifiestan en forma de pobreza o de problemas de salud, sino que también incluyen la imposibilidad de acceder a oportunidades para adquirir unas aptitudes y una preparación para poder tener éxito en la vida y una buena salud en el futuro.
Las investigaciones sugieren que la experiencia de estos jóvenes frente a la adversidad en una etapa temprana de su infancia o a lo largo de ella sienta las bases para la desigualdad a largo plazo.
Las experiencias adversas durante la infancia, que tienen como consecuencia estrés y traumas, son muy frecuentes entre los niños y los adolescentes que crecen en las colonias. En estas comunidades, la tasa de embarazos y partos de adolescentes están entre las más altas del país, la obesidad infantil es frecuente y el acceso a todos los niveles educativos y a puestos de trabajo es limitado.
Muchos adolescentes de las colonias no consiguen terminar la educación secundaria. Se ganan la vida con dificultad en el sector de la economía sumergida, por ejemplo, como trabajadores agrícolas, trabajadores de la construcción o comerciantes, y no logran alcanzar su potencial ni ascender.
Formas de avanzar
Vincular a las familias con los servicios sanitarios y ayudar a los padres a promover la salud y el bienestar de los adolescentes es una forma efectiva de generar oportunidades para los jóvenes de las colonias.
Esto forma parte del trabajo que he realizado con varias organizaciones locales. Colaboramos con los trabajadores sanitarios de la comunidad local del Valle de Río Grande para llevar a cabo la intervención Families Talking Together. Esta fortalece los lazos familiares, apoya la comunicación entre padres y adolescentes sobre las relaciones sexuales precoces y vincula a las familias con la atención médica. Entre 2015 y 2018 ha llegado a más de seiscientas familias latinas de las colonias situadas a lo largo de la frontera del sur de Texas.
Lo que aprendimos durante el proyecto es que las familias de la frontera quieren lo mismo que las familias de Estados Unidos: oportunidades para prosperar económicamente, acceso a la atención médica y a la educación para ellos y para sus hijos y una oportunidad para lograr el sueño americano.
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