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Lisa Garcia Bedolla, University of California, Berkeley
(THE CONVERSATION) Los latinos participaron de forma muy activa en las elecciones legislativas intermedias de Estados Unidos el martes, los primeros indicios muestran.
Según el Pew Research Center, hay 27,3 millones de votantes latinos inscritos en Estados Unidos, el 12% del electorado. Históricamente, la mayoría no vota. En las elecciones legislativas intermedias de 2014 solo votó el 27% de los votantes latinos inscritos, en comparación con el 43% de los votantes inscritos blancos.
Pero estas legislativas fueron diferentes.
Los datos definitivos de las elecciones de 2018 estarán disponibles en unos meses, pero el recuento de voto en ausencia y anticipado, junto con las encuestas de salida y las búsquedas de “dónde votar” en Google, sugieren que la participación de los latinos el martes ha alcanzado cifras históricas.
Según mi análisis de los datos de Catalist –una empresa de estudios electorales– hubo un aumento de casi un 120% de voto en ausencia y anticipado solicitado por latinos, en comparación con los datos de 2014. El 76% de estas solicitudes procedieron de “demócratas convencidos”.
Sin embargo, la esperanza de los demócratas de que los latinos que rechazan las políticas antiinmigrantes del presidente Donald Trump pudiesen desencadenar un tsunami “azul” se frustró en Texas y Florida. Ambos estados tienen grandes poblaciones latinas y candidatos de gran visibilidad cuyas campañas se enfocaron en los votantes latinos y los entusiasmaron con agendas progresistas para abordar la desigualdad.
¿Por qué los latinos no pudieron dar la victoria a los demócratas Beto O'Rourke en Texas y Andrew Gillum en Florida?
Yo me dedico a estudiar el compromiso ciudadano de los latinos. Según mi análisis, las principales razones fueron la redistribución de los distritos electorales con el objetivo de reprimir el voto de las minorías y la alta participación republicana; no el bajo apoyo de los latinos.
Los datos de Catalist indican que en Texas los latinos solicitaron el voto anticipado en ausencia un 365% más que en 2014. En Florida aumentó en un 129%. En cambio, en California – donde este año vivieron varias elecciones al congreso muy reñidas, pero ningunas estatales– el voto anticipado y en ausencia solicitado por latinos aumentó casi un 50% en comparación con 2014.
Estas cifras muestran que cuando los candidatos y las campañas se comprometen con la población latina y se centran en los problemas que les preocupan, los latinos participan en las elecciones, una oportunidad que tanto los demócratas como los republicanos perdieron en las elecciones de 2014 y 2016.
En Texas y Florida, así como en otros bastiones republicanos con grandes poblaciones latinas, los demócratas compitieron en distritos muy manipulados, y la retórica antiinmigrante de Trump movilizaron a su base electoral.
El resultado fue una mayor participación en ambos partidos. Esto ayuda a explicar las ajustadas derrotas de O’Rourke y Gillum.
Las legislativas intermedias no fueron un tsunami latino, pero sirvieron de importante lección para las elecciones de 2020.
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